Mi Perpetuo Socorro

Al ver el icono del Perpetuo Socorro me viene al recuerdo a dos hermanos redentoristas, uno el Hno. Esteban Esquer, quien ya descansa y Hno. Fabián Lobo a quien casi tengo de vecino en mi parroquia del Santo Cristo de la Agonía.

El Hermano murciélago

Así mismo se decía el Hno. Esteban, nacido en Murcia. De chistes malos, algunos buenos, pero eso sí, incansable, refunfuñón, y amigo de tantas risas, muy español sí, pero tan misionero que nunca quiso volver a su tierra pudiendo hacerlo, el Hno. Esteban fue el primer redentorista quien me hablo del icono del Perpetuo Socorro, no me hablo de milagros o devociones, me dijo que la mirara mucho. Ya estando muy enfermo, al visitarle me dijo que abriera una gaveta de su mesita de noche, al lado de su breviario había una estampa de cartón del Perpetuo Socorro, mediana, con olor a nuevo y con aspecto de recién impresa, me dijo que la tomara y escribiera en la parte del revés “no te olvides nunca de rezar la salve pidiendo la gracia de la perseverancia” me dijo que la guardara y desde su apasionada forma de vivir me hizo jurarle que así lo iba a hacer todos los días.

El Hermano. Lobo.

Fabián Lobo, costarricense, un octogenario hombre de risas, un redentorista que siendo hermano predica desde sus risas, abrazos y cercanía. No es hombre de conocimiento teológico, pero un día de tantos, viviendo yo con la comunidad redentorista de la Agonía, viendo mi cuarto  vacío y sin adornos o quien sabe por qué, se le ocurrió tomar una de las estampas que venden en la librería de la parroquia de casi un metro de largo, me dijo que lo acompañara, yo dejando los libros fui con él, a solo dos cuadras al sur de la iglesia, entramos a un lugar donde hacen retablos, me dijo que eligiera un estilo para encuadrar el icono del Perpetuo Socorro y mientras se apresuraba a darle la estampa al dependiente le pregunte que si me trajo solo para eso, que yo debía estar estudiando, el con risas me respondió que sí, que solo era para eso, porque el cuadro era para mí.

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La teología de la cercanía

Sin dar discursos teológicos estos dos hermanos redentoristas me dieron quizá la mayor lección teológica de mi vida: la cercanía. La teología que se aleja de la realidad y de la vida de oración es un asunto vacío, una ciencia de letras sin contenido, pero la teología adentrándose en la realidad del hoy, al estar cerca del más pobre y adentrándose en el propio misterio personal de la oración, así ella como ciencia puede dar aportes para servir a todos de formas impresionantes. El Hno. Esteban y el Hno. Lobo  me dieron mis primeras lecciones de teología, porque me mostraron a su manera la cercanía para conmigo y sin ser familia me dejaron herencia.

Teología del icono.

El icono ha sido mi objeto de estudio por años, con el pasar del tiempo he descubierto con agrado que es Sagradas Escrituras pero “escrito” por medio de imágenes, colores, gestos, y por ende, como en la Biblia uno cree leer un pasaje y con el pasar del tiempo uno lo vuelve a observar, pero, lo interpreta de una forma totalmente diferente. Un mensaje que se actualiza como la Palabra de Dios. El icono pues, se lee con los signos como comúnmente leemos con letras, por ello de la misma forma que aprendemos a leer por medio de la alfabetización, es también posible hacerlo con el icono, el cual sería un proceso de “iconotizacion” en el cual trabajo porque la herencia no hay que desperdiciarla, la herencia se comparte, de allí si valor.

Servicio como estilo de vida

Hace años el redentorista colombiano y hoy obispo Noel Londoño predicando en la novena del Perpetuo Socorro en mi parroquia hablaba sobre esta parte del icono.

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La sandalia suelta, investigando un poco más, se puede descubrir que la sandalia para tiempos antiguos era una forma para hacer un contrato, las personas se cambiaban la sandalia para saldar un pacto. Además se logra ver el pie desnudo de Jesús, lo cual hacer ver su vulnerabilidad, y también que solo los esclavos andaban descalzos y la planta del pie era solo mostrada por ellos. El icono nos habla de un Jesús que hace un pacto, pero el solo se desata la sandalia, no hay nadie más con quien intercambiarla, este pacto de la nueva Alianza, el pacto de redención y de construcción del Reino lo hace el todo, el solo espera que tomemos su sandalia, y nos muestra su planta del pie, como diciendo que ese pacto lo hará el todo como un esclavo, que Él nos servirá en todo, todo esto mientras Jesús ocupado en obrar el pacto como esclavo de la humanidad, mira los objetos de la pasión, en tanto su Madre si nos mira, como llamándonos a ver lo que hace su hijo por todos.

Y hay más por decir, muchísimo, pero mucho más por ver, mire usted el Perpetuo Socorro, saque sus conclusiones, déjese mirar por María, el icono es Palabra, es vida por medio de signos. El icono es como una Biblia de una sola página y no por eso pierde profundidad.

Y me enfoco en este símbolo del servicio, en la cercanía que implica, porque el icono llama a su vez a servir, a una vida de fe que llama a hacer, y para servir se necesita estar cerca de alguna manera. Al fin y al cabo eso es el Reino de Dios, su construcción se hace sirviendo, y sus frutos se van notando con el tiempo, en ocasiones tarda, otras es de inmediato, y existen diversas formas de servir en pro de la construcción del Reino de los Cielos, como la herencia, por ejemplo.

ps